ESTIMADOS HERMANOS
Deseamos por este medio exteriorizar nuestra profunda gratitud por todo el esfuerzo que realiza cada uno de los miembros del equipo que conforma el Colegio Hebrón en Guatemala, dedicando tiempo y esfuerzo para desarrollar cada aspecto de la educación en casa, textos, guías, evaluaciones y demás áreas que apoyan la educación de nuestros hijos, los orientan y los preparan para enfrentarse a un presente y futuro en el que la maldad impera cada día más, siendo guardados de la influencia del mundo y sus deseos. Nuevamente muchas gracias.
Mi esposa y yo decidimos escribirles un pequeño testimonio de lo que hemos vivido, sentido y visto durante el presente año con nuestras hijas quienes cursan Kinder y Cuarto Primaria.
Nuestra hija mayor, Ana Cristina, ha realizado sus estudios en casa desde Kinder, lo cual ha hecho que seamos participes de su educación desde el principio, enseñándole a leer y escribir, sumar y restar, etc. Mi esposa ha sido quien más ha llevado esta carga y a partir del año pasado, Dios, nuestro padre, me ha permitido involucrarme más de lleno en su educación, especialmente en las áreas de Biblia, Idioma y Ciencias Naturales.
Lo más hermoso que he podido experimentar sucedió hace poco, estudiando la lección 3: “La benignidad de Dios”. Estando sentados en la mesa del comedor, iniciamos ese día con la clase de Biblia. Después de orar, empecé a leer en voz alta, pero después de un momento ya no pude seguir leyendo porque el Señor me quebrantó al reparar en que no merecemos una salvación tan grande y recordar de dónde y cómo me había llamado y rescatado Jesús. Ambos, Ana Cristina y yo, fuimos confrontados con esta verdad y fundamento en nuestra vida, quebrantados hasta el punto de romper en clamor y llanto con gratitud por haber sido alcanzados por la misericordia de Dios. Ese día Jesús mismo nos confrontó con su amor ¡y cómo ablanda Él los corazones y los toma para siempre! ¡Qué bendición y misericordia sentimos aquel día! ¡Gracias, Señor!
Conversando con mi esposa acerca de qué podíamos compartir como testimonio de la educación en casa de nuestras hijas, nos dimos cuenta de que en primer lugar debíamos reconocer una cosa: “No es fácil educar uno mismo a sus propios hijos, es un reto, un trato de amor, paciencia, perseverancia y disciplina, aun para los padres. A veces la tarea se pone cuesta arriba; casi no se ven los avances o los resultados no son los esperados, hay que evaluar constantemente más que los textos o el método, la forma en que nosotros enseñamos o dejamos que ellos absorban el aprendizaje.”
Sin embargo, ¡ambos llegamos al mismo punto y fue sorprendente! El curso de Biblia ha mejorado cada año de una manera asombrosa, edificante y maravillosa. El Señor nos ha encontrado en algunas de las lecciones recientes.
Estudiando “Los días de la Creación” hemos podido entender tanto mi hija como yo, que la luz del Señor debe llenar cada día más nuestro corazón, haciendo una separación hasta que no haya ni un solo vestigio de tinieblas en él. Esto quebrantó en gran manera a nuestra pequeña hija, pues cada vez que ella comete un error, sabe que el Señor está mostrando las tinieblas de su corazoncito, y clama porque sean desvanecidas por Su luz. También le ha impactado sobremanera la vida de Samuel, al ver su actitud de gozo al obedecer y estar atento a oír la voz del Señor, a tal punto que ella dice: “Yo quiero ser buena como Samuel”.
Estamos agradecidos con Dios por la visión de “Educación en Casa” y porque ha puesto a personas idóneas en cada área de estudio. Todo contenido respaldado con la Palabra de Dios, es maravillosamente edificante cuando lo abordamos con nuestras hijas, porque no solamente se transmite conocimiento, sino además, vida eterna tanto para ellas como para nosotros.
El trabajo que han desarrollado, hermanos, son semillas que darán fruto no sólo en los alumnos, sino también en nosotros los padres. ¡Qué dimensión de formación y educación es estar fortaleciendo y uniendo a las familias a través de esta forma de educación en la que todos debiéramos ser involucrados!
El fortalecimiento de la fe por medio del cimiento del estudio bíblico, la aclaración de las doctrinas, la expansión del evangelio y la sencillez con que se presenta, es para nosotros de gran bendición.
Le pedimos a Dios que nos ayude a continuar apoyando y guiando a nuestras hijas por este sendero que ha sido provisto por Él, para preservación de vida y santidad en cada uno de sus hijos.
Por lo tanto, hermanos, sean grandemente animados y fortalecidos en todo lo que hacen por cada familia, agradando el corazón de Dios, estableciendo su reino y glorificando su nombre, aun a costa de vituperios que puedan venir, rompiendo la iniquidad y las tinieblas imperantes en el campo educativo a todo nivel.
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